El Devorador de Virtud

En un continente dividido por antiguas alianzas, tensiones territoriales, ideologías opuestas y poderes invisibles, distintas figuras se ven arrastradas por una historia que avanza entre el conflicto latente y el desmoronamiento del orden establecido. La novela sigue varias líneas argumentales entrelazadas, en un mundo ficticio inspirado en la Europa de finales de la Edad Media y principios del Renacimiento, con elementos políticos, religiosos y mágicos que se insinúan sin imponerse como eje dominante.

Un joven sin memoria intenta reconstruir su identidad mientras se ve arrastrado por las tensiones políticas de un país al borde de la transformación. Una ministra ambiciosa busca modernizar su país, ignorando las advertencias que insinúan que el progreso puede tener un coste demasiado alto. Dos hermanos, hijos del Primer Ministro del país, se ven arrastrados por las expectativas y las tensiones políticas de un reino al límite.

Renek, un soldado amnésico, despierta sin recuerdos en un castillo bajo asedio, con una sola certeza: alguien o algo los persiguen. Acompañado por un grupo de personas marginadas, deberá aprender a sobrevivir mientras fragmentos de un pasado asoman en forma de sueños, reflejos y viejas heridas que no acaban de cerrar.

Gellandyn, ministra de Ciencia e Innovación en la próspera Hiclaria, lidera un ambicioso programa de reformas que prometen prosperidad a largo plazo, pero despiertan el temor de quienes ven en ellas una amenaza para el equilibrio político y social. Madre de Annia, una preadolescente con habilidades que rozan lo sobrenatural, Gellandyn se debate entre su visión racional del progreso y el peso de advertencias que empiezan a multiplicarse en cartas, discursos y decisiones del Parlamento.

En paralelo, los hermanos Malgo y Guldan Chessan, hijos del Primer Ministro Sadro, son instruidos y enviados en misiones que pondrán a prueba no solo sus capacidades militares, sino su lealtad, su vínculo fraternal y su visión del poder. Mientras Guldan asciende con temple e inteligencia, Malgo lucha con la sombra de la comparación constante, en un entorno donde la política militar es tan letal como el campo de batalla.

La historia alterna entre estas tres tramas principales, que poco a poco convergen en una red de intrigas donde nada es del todo lo que parece. La magia existe en forma de “naturaleza sobrenatural”, pero no se impone: aparece en gestos, sensaciones y manifestaciones sutiles, a veces temidas, a veces ignoradas, pero siempre con implicaciones profundas. Los personajes deben tomar decisiones en escenarios donde los principios se erosionan y la ambición puede disfrazarse de virtud.

El mundo de la novela está atravesado por tensiones ideológicas que recuerdan a los desafíos contemporáneos de la Unión Europea y del Estado español: centralización frente a autonomía, innovación frente a tradición, seguridad frente a libertad, unidad frente a diversidad. Sin embargo, nada se presenta como alegoría directa, sino como un entramado de fuerzas vivas que afectan a personajes humanos, imperfectos y contradictorios.

A lo largo de sus aproximadamente 144.000 palabras, la novela construye un universo coherente, denso y atmosférico, donde el conflicto todavía no ha estallado, pero las grietas ya se multiplican. Es una historia de transición, de elecciones morales, de silencios que pesan tanto como las palabras, y de sombras que se desplazan bajo el rostro de la virtud.

Comparación

La novela se inscribe en la tradición de la fantasía adulta de corte literario, donde el conflicto político, las tensiones ideológicas y la psicología de los personajes pesan tanto (o más) que la acción o la espectacularidad mágica. En ese sentido, comparte sensibilidad con obras como:

  • El nombre del viento (Patrick Rothfuss), por su atención al lenguaje, la introspección y el peso del pasado en la identidad.

  • Canción de hielo y fuego (George R. R. Martin), por la dimensión política coral, las tramas paralelas que acaban convergiendo, y la ambigüedad moral de sus personajes.

  • Disco Elysium (R. Kurvitz), en el ámbito de los referentes narrativos no literarios, por su mirada ideológica, su universo decadente y el uso de un protagonista amnésico para explorar cuestiones filosóficas y sociales.

  • The Witcher (Andrzej Sapkowski), por el tratamiento realista del poder, las divisiones territoriales, y la forma en que la magia se entrelaza con lo político más que con lo épico.

A diferencia de estas obras, la novela no está construida en torno a una profecía, una guerra en curso o un héroe predestinado. El conflicto aún no ha estallado: el mundo que retrato está en un punto de inflexión, donde las decisiones políticas, los miedos sociales y las tensiones territoriales anticipan un cambio de era. La magia existe, pero es ambigua, marginal y cargada de simbolismo, más cercana al desconcierto que al asombro.

Esta propuesta se dirige a lectores adultos que valoran la fantasía que piensa, la atmósfera densa, los dilemas morales, y las historias que resuenan con nuestro presente desde un mundo imaginado.

Sobre la saga

¿Qué tipo de lectores busco?

Busco lectores adultos que disfruten de la fantasía como vía de exploración intelectual y emocional. También jóvenes exigentes, con una cierta madurez emocional e intelectual. En general, lectores apasionados de las historias complejas y que valoren las tramas con carga ética, los personajes complejos y las historias que no ofrecen respuestas fáciles. Personas que, más allá de la acción y la ambientación, buscan una idea que se les quede dentro cuando cierran el libro. Interpela especialmente a quienes disfrutan con autores como Patrick Rothfuss, Andrzej Sapkowski o Joseph Delaney, o videojuegos como Fable, donde las decisiones morales son parte central de la experiencia.

¿Cuáles son los temas centrales de mi obra?

  • Libertad: ¿Qué significa ser libre? ¿Cómo se negocia la libertad propia frente al bien colectivo

  • Responsabilidad: La carga que conlleva el poder, el pasado, las decisiones y su impacto en los demás.

  • Redención: La posibilidad (o no) de volver a empezar. ¿Somos lo que fuimos o lo que elegimos ser?

  • Poder y control: Quién lo tiene, cómo se ejerce, cómo se justifica.

  • Cuestionamiento y escepticismo: No hay verdades absolutas; la duda constante atraviesa a los personajes y al lector.

¿Qué valores atraviesan mi narrativa?

  • Complejidad moral: Evito personajes planos o sistemas binarios de bien y mal. Los personajes se definen por sus conflictos, contradicciones y evolución.

  • Introspección: Doy espacio a la reflexión, la duda interna y el desarrollo emocional.

  • Autonomía del lector: Confío en la inteligencia del lector para completar, interpretar y sacar sus propias conclusiones.

  • Inquietud filosófica: La narrativa sirve como excusa para indagar en ideas profundas: política, identidad, ideología, destino, memoria.

  • Tensión emocional: Busco que la historia emocione y rete, que genere conexión antes que espectáculo.

¿Cuáles son los referentes e influencias de esta obra?

En primer lugar, Patrick Rothfuss: por su enfoque introspectivo, su tono lírico y su respeto por el tiempo narrativo. Seguido de muy cerca por Joseph Delaney y su oscuridad contenida, sus atmósferas inquietantes y su claridad narrativa. Por supuesto, J.R.R. Tolkien ha sido una gran inspiración por su sentido del mundo como totalidad viva, ética y cultural. Otros autores como George R. R. Martin y Andrej Sapkowski también me han inspirado gracias a sus dilemas morales, su crudeza realista y la riqueza de sus diálogos. Por último y no menos importante: Fable el videojuego, por su magnífico equilibrio entre fantasía, humor, elecciones morales y evolución del personaje a través del conflicto.

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